Ambiente en Diálogo

 ¡Hola! ¿Cómo estás?

En la entrega de este mes de Ambiente en Diálogo, el newsletter del Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires, queremos hablarte de una figura que inspira nuestro trabajo y cuya voz resuena en todo el mundo cuando se trata de justicia ambiental: el papa Francisco.

¿El papa hablaba de ambiente?

¡Sí, y mucho! En 2015, el papa Francisco publicó Laudato Si’, una encíclica —es decir, un documento oficial dirigido por el papa a la Iglesia y a toda la humanidad— dedicada por completo al cuidado de la Casa Común. Se trata de la primera vez que una encíclica se enfoca específicamente en la crisis ambiental global, y eso marcó un hito. Laudato Si’ no es un texto técnico ni reservado a especialistas: es un llamado profundo a repensar el modo en que habitamos el planeta, cómo nos relacionamos con los bienes naturales y, sobre todo, con las personas más vulnerables.


En ese texto, Francisco plantea que la degradación ambiental y la exclusión social son dos caras de una misma crisis. No se pueden abordar por separado porque están íntimamente entrelazadas. La contaminación del aire, la falta de acceso al agua, el desmonte o el uso indiscriminado de agroquímicos no afectan a todxs por igual: los primeros en sufrir las consecuencias son quienes viven en los márgenes, sin infraestructura, sin voz y sin respaldo institucional. Por eso, propone una “ecología integral”, que no se limite a proteger ecosistemas, sino que busque una transformación social con justicia, equidad y cuidado de la vida en todas sus formas.


Para Francisco, el ambiente no es un decorado que nos rodea, sino una red de vínculos que sostiene la vida. Esa red incluye a la naturaleza, a las personas, a las culturas y a las instituciones. Cuando esa red se rompe —por explotación, por indiferencia o por codicia— quienes más sufren son los pueblos pobres. Por eso, su mensaje es claro y potente: no hay verdadera ecología sin justicia social. Cuidar el planeta implica también luchar contra la desigualdad, garantizar derechos y construir un futuro digno y vivible para todxs.

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¿Qué propone en concreto?

En Laudato Si’, Francisco no solo plantea principios generales: también propone caminos concretos para enfrentar la crisis ecológica y social. Uno de los ejes centrales es la transición energética justa, entendida como el paso de una matriz fósil e injusta hacia un modelo sustentable, donde las comunidades puedan acceder a energía segura, limpia y asequible. Esta transición, según el papa, no puede darse a costa de los más pobres ni reproducir esquemas extractivistas: debe estar guiada por la equidad y la solidaridad.


Otro punto clave es la gestión de los bienes comunes . Francisco insiste en que el agua, el aire, la biodiversidad y el suelo no pueden tratarse como mercancías. Son patrimonio colectivo y, por lo tanto, deben ser protegidos por políticas públicas que prioricen el bien común por sobre el interés privado. Esto se traduce en medidas como la regulación de actividades extractivas, el ordenamiento ambiental del territorio y la protección de ecosistemas críticos. En este sentido, también alienta el fortalecimiento del rol del Estado como garante de derechos y como actor activo en la regulación ambiental.


Francisco, además, llama a repensar el consumo y los estilos de vida. Cuestiona la lógica del descarte, el hiperconsumo y la cultura de la inmediatez. Propone, en cambio, una economía que ponga en el centro el cuidado de la vida y el trabajo digno. Desde el Estado, esta mirada puede inspirar políticas de economía circular, agricultura familiar, promoción del transporte público y regulación de la publicidad orientada al consumo excesivo. En definitiva, se trata de generar condiciones para una vida buena, no basada en la acumulación sino en el cuidado mutuo.


Finalmente, Francisco insiste en la necesidad de una educación ambiental integral que no sea un complemento, sino un eje transversal en todos los niveles del sistema educativo. Una educación que forme ciudadanxs conscientes, comprometidxs y capaces de comprender la complejidad del mundo en que vivimos. Este llamado se vincula directamente con las tareas de comunicación ambiental del Estado: generar contenidos accesibles, construir sentidos compartidos y fortalecer la participación como base de la acción colectiva.

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El mensaje del papa y el del ambientalismo popular

El mensaje sobre el cuidado de la “Casa Común” no es solo una declaración ambiental. Es, ante todo, una propuesta integral que articula ética, política y espiritualidad. En Laudato Si’, Francisco pone en cuestión las bases del sistema económico actual, denuncia las múltiples formas de injusticia ambiental y llama a una conversión ecológica que no se limite al cambio de hábitos individuales, sino que transforme las estructuras que sostienen la desigualdad y la degradación. Cuidar la Casa Común, entonces, implica mucho más que proteger la naturaleza: implica cuestionar qué modelo de desarrollo sostenemos, a quién beneficia y a quién excluye.


Esta perspectiva está profundamente vinculada a los valores del ambientalismo popular, que parte de reconocer que la crisis ecológica es también una crisis social. Las personas más afectadas por la contaminación, el extractivismo sin límites o el cambio climático son, casi siempre, las que menos han contribuido a generarlos. Francisco insiste en que no puede haber soluciones ambientales que no contemplen las condiciones de vida de las mayorías populares. Por eso, su voz resuena como una guía para pensar políticas públicas que integren ambiente y justicia social.


En tiempos de emergencia climática, desigualdad creciente y desconfianza institucional, sus palabras nos ayudan a imaginar otras formas de comunicar, actuar y construir comunidad. Nos recuerdan que una agenda ambiental con sentido popular no se impone, se construye con diálogo, empatía y participación. Y que el rol del Estado, en ese proceso, es clave: para garantizar derechos, para habilitar transformaciones colectivas y para proponer un horizonte donde el cuidado de la vida esté en el centro.


Desde el Ministerio de Ambiente, compartimos esa mirada. Trabajamos por un ambientalismo popular, que no se reduce a la conservación, sino que defiende el derecho a vivir en un ambiente sano con agua, aire y tierra para todxs. Pensamos las políticas públicas desde abajo hacia arriba, en diálogo con los territorios, escuchando las demandas de las comunidades. Acá te lo contamos en un video.

Gracias por seguir acompañándonos!
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